Pintar se ha convertido en mi forma de conectar con los sentimientos de las personas. Mi camino en el arte comenzó como una búsqueda silenciosa de sentido desde que era niño, y con el tiempo, se transformó en el medio para expresar aquello que solo puede representarse, no explicarse.
Me apasionan los colores vibrantes, que suelo contrastar con tonos grises para reflejar emociones complejas y situaciones contradictorias. Mis obras se enfocan en manos, rostros y, en ocasiones, escenarios completos que invitan a la introspección.
Quiero que cada pintura despierte una emoción confusa, una pregunta sin respuesta inmediata, para que el espectador sienta la necesidad de descubrir su verdadero significado. La pintura, para mí, es profundamente personal: cada quien encuentra en ella lo que su interior le revela.
Mi objetivo es llenar de sentimientos y colores los espacios, con obras que vayan más allá de la apariencia, que no sean simples, sino sencillamente complejas. Pinturas que exijan detenerse, pensar y sentir.